Comer bien, hacer ejercicio y ser socialmente activos son algunos factores que pueden ayudar a aumentar la autoestima. Para algunas personas, sin embargo, el camino hacia la confianza es mucho más difícil. Ahora, los investigadores sugieren que puede ser posible entrenar al cerebro para aumentar la confianza.
En un nuevo estudio, los científicos han identificado patrones de actividad cerebral que pueden predecir el estado de confianza de una persona. Lo que es más, han descubierto que esta actividad cerebral puede ser manipulada para aumentar la confianza en sí mismo.
El doctor Aurelio Cortese, del Instituto Internacional de Investigaciones de Telecomunicaciones Avanzadas (ATR) de Kyoto, Japón, y sus colegas, publicaron recientemente sus conclusiones en la revista Nature Communications.
La autoconfianza se define generalmente como la creencia en las propias capacidades. Como lo expresó la Universidad de Queensland en Australia, la confianza en sí mismo describe «un estado interno formado por lo que pensamos y sentimos acerca de nosotros mismos».
Baja confianza en sí mismo puede conducir a la timidez, la ansiedad social, la falta de asertividad, y los problemas de comunicación. Estos pueden tener implicaciones negativas para muchos aspectos de la vida, incluyendo las relaciones y la progresión de la carrera.
Los estudios han demostrado que la baja confianza en sí mismo también puede aumentar el riesgo de problemas de salud mental, como la depresión y el trastorno bipolar.
No hay un enfoque único para aumentar la confianza en uno mismo. Algunas personas encuentran que hacer cambios personales – como adoptar una dieta saludable o unirse a un club social – puede mejorar la confianza en sí mismos, mientras que otros pueden beneficiarse de la atención plena o la consejería.
En el nuevo estudio, el Dr. Cortese y sus colegas sugieren que puede ser posible alterar la actividad cerebral como un medio para aumentar la confianza en sí mismo.
Identificar y manipular los patrones cerebrales para aumentar la confianza
Los investigadores llegaron a sus conclusiones a través del uso de una nueva técnica de imagen conocida como «neurorespuesta decodificada». Esto implica escáneres cerebrales para monitorear complejos patrones de la actividad cerebral.
El equipo probó este método de imagen en 17 participantes del estudio, cuando realizaron un ejercicio perceptivo simple. Como resultado, los investigadores identificaron la actividad cerebral específica que se asoció con baja y alta confianza.
«¿Cómo se representa la confianza en el cerebro, aunque esta es una cuestión muy compleja, usamos enfoques extraídos de la inteligencia artificial para encontrar patrones específicos en el cerebro que nos pudieran decir con certeza cuándo un participante estaba en un estado de confianza alto o bajo», explica co-autor del estudio, Dr. Mitsuo Kawato, director de los Laboratorios de Neurociencia Computacional en ATR.
A continuación, los investigadores querían ver si podían usar esta información para inducir altos estados de confianza entre los participantes del estudio.
Todos los sujetos participaron en sesiones de entrenamiento, en las que recibieron una pequeña recompensa monetaria cada vez que se detectaron estados de confianza elevados a través del neurofeedback decodificado.
A través de estas sesiones de capacitación, los investigadores encontraron que fueron capaces de aumentar inconscientemente la confianza en sí mismos de los participantes. En otras palabras, los sujetos no eran conscientes de que sus cerebros estaban siendo manipulados para hacerlos más seguros.
«El desafío central era utilizar esta información en tiempo real, para hacer que la ocurrencia de un estado de confianza sea más probable que ocurra en el futuro.
Sorprendentemente, al emparejar continuamente la aparición del estado altamente confiado con una recompensa – una pequeña cantidad de dinero – en tiempo real, pudimos hacer precisamente eso: cuando los participantes tuvieron que calificar su confianza en la tarea perceptual al final del entrenamiento, ellos eran consistentemente más seguros», explicó el Dr. Aurelio Cortese.
Es importante destacar que los investigadores señalan que usaron «psicofísica rigurosa» para medir cuantitativamente la confianza entre los participantes, como una forma de asegurar que los resultados de la sesión de entrenamiento no reflejaran simplemente cambios en el estado de ánimo o auto-reporte.
Además de arrojar luz sobre los procesos cerebrales responsables de la confianza en sí mismos, los autores creen que sus hallazgos pueden acercarnos un paso más a descubrir nuevas formas de mejorar la autoconfianza y otros estados mentales importantes.
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