El alto consumo de fructosa y edulcorantes artificiales afectan la interacción huésped-microbio y puede contribuir al desarrollo de enfermedades metabólicas asi como la obesidad, según un estudio publicado en la edición de septiembre de Obesity Reviews.
Los investigadores encontraron que la reducción de la diversidad en la fructosa y el sustituto de azúcar causó una pérdida de la diversidad en la microflora del tracto gastrointestinal, que conduce a la creación de un microbioma «Western» en el intestino.
El metabolismo adaptativo genera actividad metabólica adicional para el anfitrión, que pueden haber alterado la regulación de la energía y los tiempos de tránsito intestinal, provocando aumento de la extracción de energía alimentaria.
Estas diferencias pueden ser detectadas por el sistema inmune, lo que conduce a la inflamación intestinal que más tarde se manifiesta como endotoxemia. «La combinación de estos procesos, sin duda, puede contribuir al desarrollo de muchos trastornos metabólicos asociados a la obesidad», escriben los autores.
«En conclusión, se sugiere que el tratamiento y la prevención de la obesidad podría lograrse eficazmente mediante la promoción de la homeostasis intestinal gracias a la reintroducción de una dieta equilibrada y diversa».
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