Algunos productos basados en carne fueran retirados de las tiendas británicas porque que contenían más del 60 por ciento de carne de caballo, las autoridades del Reino Unido de seguridad alimentaria informaran el jueves. Fue la última revelación del creciente escándalo en torno al uso de la carne de caballo y el incorrecto etiquetado de los productos cárnicos en Europa.
La agencia dijo que no hay evidencia hasta ahora de un riesgo para la seguridad alimentaria, pero agregó que las pruebas han sido ordenados en la lasaña para ver si contiene la fenilbutazona, un medicamento veterinario. Los animales tratados con fenilbutazona no se les permite entrar en la cadena alimentaria, ya que puede suponer un riesgo para la salud humana, agregó la agencia. Las personas que habían comprado las comidas se les aconsejó no comer sino devolver los productos a las tiendas que fueron comprados.
Comer carne de caballo no suele ser un riesgo para la salud, pero los recientes incidentes han provocado indignación en Gran Bretaña e Irlanda, donde la carne de caballo no se come tradicionalmente. También han aumentado los temores sobre la seguridad alimentaria y el etiquetado a lo largo de la cadena de suministro. Las revelaciones han sacudido Irlanda en particular, ya que las exportaciones de carne son una industria clave. Funcionarios del gobierno irlandés y una empresa cárnica irlandesa han culpado a la carne importada de Polonia, pero las autoridades polacas dicen que no han encontrado evidencias que respalden esas afirmaciones.
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