Aunque aún no está claro qué causa la enfermedad de Alzheimer, los investigadores están examinando una variedad de causas genéticas, ambientales y de estilo de vida. Una nueva investigación examina algunas de las principales regiones cerebrales involucradas en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y encuentra varios ácidos grasos que se asocian con esta forma de demencia.
La Asociación de Alzheimer estima que cada 66 segundos, un adulto en los Estados Unidos desarrolla la enfermedad de Alzheimer (EA). La mortalidad relacionada con el Alzheimer ha aumentado hasta un 89% desde el año 2000.
Los investigadores están trabajando duro tratando de entender lo que causa la EA. Se estima que la enfermedad afecta a 1 de cada 3 adultos mayores en los Estados Unidos, y entender por qué la enfermedad de Alzheimer tiende a afectar a las personas mayores, en particular, está en el corazón de los esfuerzos de investigación de la comunidad médica.
Los investigadores están estudiando la aparición tardía de Alzheimer en el contexto de los cambios cerebrales relacionados con la edad. Un nuevo estudio – publicado en la revista PLOS Medicine – analiza cómo los metabolitos de ácidos grasos en el tejido cerebral de personas mayores saludables se comportan y afectan las capacidades cognitivas de los participantes.
El equipo internacional de investigación, liderado por Cristina Legido-Quigley del King’s College de Londres en el Reino Unido y Madhav Thambisetty del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento en los Estados Unidos, realizó un estudio de perfiles de metabolitos no objetivo que analizaba la concentración de 100 metabolitos de ácidos grasos diferentes en los tejidos cerebrales de las personas mayores que participaron en el Baltimore Longitudinal Study of Aging.
Los participantes fueron evaluados cognitivamente en el año anterior a su muerte, y su tejido cerebral se sometió a pruebas de neuropatología durante la autopsia.
Legido-Quigley y sus colegas dividieron a los participantes en tres grupos: 14 participantes tenían cerebros sanos, 15 tenían una acumulación neuropatológica de la proteína tau o una acumulación de placa amiloide, pero sin problemas de memoria, y un grupo final de 14 participantes tenían la EA.
Las placas amiloides y los enredos de tau son racimos anormales de proteína y haces de fibra, respectivamente, que se consideran las características principales de la EA.
Los investigadores midieron los niveles de metabolitos de las regiones cerebrales comúnmente asociadas con el Alzheimer: el giro frontal medio y el giro temporal inferior. También examinaron los niveles de metabolitos en un área del cerebro que normalmente no es afectada por la enfermedad de Alzheimer – el cerebelo.
El estudio reveló que seis ácidos grasos insaturados (UFAs) encontrados en el medio temporal frontal y giro temporal inferior correlacionado con la EA.
Los ácidos grasos son nutrientes esenciales que proporcionan energía al cuerpo humano. Las grasas están hechas de ácidos grasos, que pueden ser saturados o insaturados. Las grasas saturadas dietéticas pueden elevar los niveles del tipo «malo» de colesterol, es decir, el colesterol de lipoproteínas de baja densidad, mientras que los insaturados pueden disminuirlo.
Los ácidos grasos que se correlacionan con la EA en este estudio fueron: ácido docosahexaenoico, ácido linoleico, ácido araquidónico, ácido linolénico, ácido eicosapentaenoico y ácido oleico.
Cristina Legido-Quigley y sus colegas explican la importancia del estudio:
«Este trabajo sugiere que la desregulación del metabolismo de la UFA desempeña un papel en la conducción de la patología EA y que estos resultados proporcionan más pruebas de la base metabólica de la patogénesis de la EA».
Los autores también conceden algunas de las limitaciones del estudio. Debido a su naturaleza observacional, la investigación no puede explicar la causalidad, por lo que no se pudo establecer si la desregulación de la UFA causa la EA o si es al revés.
Además, los autores señalan que se necesitan estudios más amplios para replicar y confirmar los hallazgos. La muestra de su estudio fue pequeña, ya que no hay muchos estudios disponibles que examinaron muestras de tejido junto con evaluaciones cognitivas. Además, la naturaleza de los estudios metabólicos no focalizados es bastante limitada, ya que no todos los metabolitos pueden ser identificados a la vez, por lo que se necesitan más estudios para localizar otros metabolitos.
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