La insulina es una hormona que ayuda al cuerpo a absorber la glucosa, manteniendo los niveles de azúcar en la sangre en equilibrio. La resistencia a la insulina hace que sea más difícil absorber la glucosa.
Esto causa problemas para los músculos, la grasa y el hígado, ya que necesitan glucosa (azúcar). Con el tiempo, la resistencia a la insulina puede causar altos niveles de azúcar en la sangre y dañar las células.
La resistencia a la insulina puede conducir a la diabetes tipo 2. Las personas con resistencia a la insulina a menudo son diagnosticadas con prediabetes. Es posible que necesiten controles adicionales para asegurarse de que no desarrollan diabetes.
Dieta y otras opciones de estilo de vida pueden aumentar los riesgos relacionados con la resistencia a la insulina. Hacer cambios en la dieta puede reducir la insensibilidad a la insulina. Esto reduce el riesgo de diabetes tipo 2 y los problemas de salud que acompañan.
La glucosa es una fuente vital de energía para el cuerpo. Sin embargo, muchas de las células del cuerpo no pueden absorber la glucosa por su cuenta.
El páncreas secreta la insulina en el torrente sanguíneo. Se une con la glucosa, y viaja a las células del cuerpo, donde se une a los receptores de insulina. La insulina permite que las células absorban la glucosa, asegurándose de que:
La resistencia a la insulina hace que las células sean menos sensibles a la insulina. Esto significa que el cuerpo tiene que producir más insulina para mantener los niveles de azúcar en la sangre sanos.
Si el páncreas es incapaz de mantenerse al día con el aumento de la demanda de insulina, los niveles de azúcar en la sangre suben. Cuando esto sucede, las células no pueden usar todo el exceso de glucosa en la sangre. Esto conduce a la diabetes tipo 2.
Después de un plan de dieta saludable, como la Dieta Mediterránea, puede mejorar la sensibilidad a la insulina.
Esta dieta recomienda comer un montón de alimentos estacionales a base de plantas, tener fruta como postre y aceite de oliva como la principal fuente de grasa. El pescado, las aves y los productos lácteos deben consumirse con moderación. También aconseja a la gente tener una cantidad muy pequeña de carne roja y un poco de vino durante las comidas.
La cantidad de calorías que se consume cada día debe basarse en las metas de pérdida de peso y el tamaño del cuerpo. Las personas más grandes necesitan más calorías, mientras que las personas más pequeñas necesitan menos calorías. Generalmente, 2.000 calorías por día es un promedio saludable para mantener el peso.
La dieta mediterránea es sólo una opción para comer saludable. Otros planes de dieta ofrecen formas más específicas de mejorar los síntomas de la resistencia a la insulina.
Una de las maneras más simples de combatir la resistencia a la insulina es comer alimentos con un índice glucémico bajo (IG).
Los alimentos con IG bajo se digieren lentamente y no producen tantos picos de azúcar en la sangre. La diferencia entre IG bajo y otros alimentos es particularmente notable cuando se trata de carbohidratos. Los carbohidratos que tienen una IG alta pueden causar picos de azúcar en la sangre y poner más demanda en el páncreas para producir insulina.
Como tal, comer alimentos bajos en el IG es una buena manera de mantener niveles equilibrados de azúcar en la sangre.
Las dietas occidentales típicamente carecen de ciertos nutrientes, tales como magnesio, calcio, fibra y potasio.
Estos nutrientes son especialmente importantes para mantener los niveles de azúcar en la sangre. Por lo tanto, las personas con resistencia a la insulina deben buscar alimentos ricos en estos ingredientes.
Es posible disfrutar de los alimentos de todos los grupos de alimentos incluso con resistencia a la insulina. Comprender qué alimentos aumentan el azúcar en la sangre y que apoyan la sensibilidad a la insulina es clave.
Los siguientes alimentos ayudan a apoyar la sensibilidad a la insulina:
Ciertos alimentos son más propensos a aumentar el azúcar en la sangre. Estos alimentos deben ser limitados o evitados para ayudar a mantener un nivel constante de azúcar en la sangre:
Es posible a veces comer alimentos en esta lista y aún mejorar la sensibilidad a la insulina. La clave es limitar estos alimentos y reemplazarlos con opciones más saludables tan a menudo como sea posible.
Al adherirse a una dieta rica en fibra y plantas, mientras que siendo baja en azúcares añadidos, es posible mejorar constantemente la sensibilidad a la insulina. El ejercicio diario también es un factor importante. Estos cambios de estilo de vida pueden reducir el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y otras condiciones de salud.
La investigación muestra que los factores étnicos y genéticos pueden aumentar el riesgo de resistencia a la insulina. Sin embargo, los factores del estilo de vida también hacen una gran diferencia.
Hacer cambios positivos en el estilo de vida puede disminuir considerablemente el riesgo de resistencia a la insulina.
La dieta afecta a la resistencia a la insulina en al menos dos maneras. En primer lugar, consumir demasiadas calorías, ya sea de mucha grasa, azúcar o alcohol puede hacer que la gente aumente de peso. Esto aumenta el riesgo de resistencia a la insulina.
En segundo lugar, diferentes tipos de alimentos afectan la resistencia a la insulina. Algunos alimentos aumentan el riesgo y algunos alimentos lo reducen.
El sobrepeso hace que la resistencia a la insulina sea mucho más probable. Las personas con mucha grasa alrededor de su centro, en particular, están en un riesgo aún mayor. Esto se debe a que la grasa secreta hormonas y otras sustancias que pueden interferir con la insulina.
El exceso de grasa alrededor de la cintura también está relacionada con la inflamación crónica. Esto puede desencadenar una amplia gama de problemas de salud, incluyendo la resistencia a la insulina.
No hacer suficiente ejercicio puede afectar la forma en que la insulina regula la glucosa. La actividad física juega un papel importante en mantener los niveles de azúcar en la sangre constante. Es una gran idea hacer ejercicio ligero después de las comidas porque el ejercicio hace que los músculos consuman glucosa y no necesiten insulina. Esto reduce los niveles de azúcar en la sangre.
Varios otros factores del estilo de vida afectan la resistencia a la insulina, incluyendo:
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