Durante estos días de encierro, muchas personas están redescubriendo el placer de cultivar, de ver crecer las plantas en pequeñas camas. Cuidar estas plantas y ver cómo nos ofrecen fruta también alimenta nuestra esperanza.
Algo muy interesante ha sucedido en los últimos días: muchas personas comenzaron a cultivar un huerto en casa durante la pandemia.
Ahora, las terrazas, balcones y ventanas tienen camas pequeñas donde crecen las plantas tímidas. Plantas que, con cuidado, dedicación y paciencia, se convertirán en vegetales listos para el consumo.
Para muchos, esto es solo una moda. Las redes sociales están llenas de imágenes de personas, tanto desconocidas como famosas, que comenzaron a mostrar sus pequeños cultivos domésticos. Estas fotos alcanzan miles de Me gusta y nos hacen darnos cuenta de que es posible crear un jardín ecológico con camas, compensando la falta de espacio con creatividad y cuidado.
Para los expertos, esto no es una tendencia. Tampoco es un intento por parte de las personas de dedicarse a algo creativo durante el encierro obligatorio impuesto por la crisis de salud debido al nuevo coronavirus. En realidad, este ejercicio, o pasatiempo, es también una reacción para volver a lo más básico, al contacto con la tierra, a algo tradicionalmente inherente a los seres humanos.
No es que la gente tenga miedo de quedarse sin comida. Tampoco es un intento desesperado de ser autosuficiente, de cultivar ajo y tomates en el porche de la casa, en caso de escasez en los mercados. Es un retorno a la naturaleza en tiempos de crisis para encontrar la calma y conectarse con algo tan primario como tranquilizador.
Macetas con hierbas
El poeta Rabindranath Tagore dijo que tenemos la costumbre de maltratar la tierra y que, en respuesta, nos ofrece flores. Eso es ciertamente lo que sucede.
Pero algo impresionante que un gran número de personas está experimentando actualmente es el interés en volver a él, en tener contacto con este suelo creativo que nos nutre, nos protege y, al final, nos da vida.
De repente, el hecho de tener tiempo y verse obligados a llevar un ritmo de vida más lento, más íntimo y a menudo recurrido a la introspección, hizo que las personas volvieran a sentir curiosidad por la tierra y el crecimiento de las plantas, semillas, flores y frutas
Cultivar un huerto en casa durante la pandemia no es un simple capricho para estos días de encierro. Muchos están experimentando beneficios inusuales al hacerlo.
La jardinería como una forma de conectarse contigo mismo
Durante el confinamiento, todos buscamos espacios. Espacios para sentirse bien, para pensar y para encontrar la calma en un mundo que sufre y cambia rápidamente.
Sobrevivimos como podemos, pero también estamos descubriendo cosas. Muchos creen, otros se limitan a descansar para sanar, para calmar la ansiedad. Algunos otros eligen pasar tiempo cultivándose en casa.
Es interesante saber que cultivar un huerto en casa durante la pandemia es un ejercicio que beneficia la salud mental.
Jennifer Atkinson, profesora de la Universidad de Washington, explica en su investigación Nature, Fantasy y Everyday Practice que cultivar un huerto ayuda a controlar el estrés, nos permite pensar en alternativas a los problemas y también favorece la conexión con nosotros mismos.
Cultivar un huerto no por miedo, sino por el contacto con la tierra y verla germinar
Como destacamos al comienzo del artículo, cultivar un huerto en casa durante una pandemia no es un comportamiento que surge en respuesta al miedo. No tenemos miedo a la escasez.
Sin embargo, es notable que en tiempos de crisis y dificultades, esta era una práctica común, y es posible que nos hayamos quedado con ese pequeño remanente instintivo.
Independientemente de si alguien lo hace por necesidad o no, hay algo innegable. Sembrar, ver crecer las semillas y cosechar algunas frutas o verduras con el tiempo es uno de los ejercicios más gratificantes para los humanos. Siempre fue así.
Tener contacto con la tierra nos lleva de vuelta al aspecto más primario, y eso no solo nos da placer, sino que también nos da esperanza cuando vemos cómo crecen las plántulas, cómo aparecen los frutos y, finalmente, cuelgan de la planta esperando ser cosechadas.
Tomates orgánicos
Cultivar un huerto en casa durante la pandemia es un descanso para el cerebro. Durante este encierro, la tecnología es nuestro aliado, eso es un hecho. Gracias a ella, estamos en contacto con amigos, familiares y compañeros de trabajo.
Las pantallas de nuestros teléfonos celulares y computadoras ocupan nuestras horas y crean puentes con los que están lejos. Sin embargo, hay algo que nos sucede a la mayoría de nosotros a menudo: cuando colgamos el teléfono o finalizamos la videollamada, nos llenamos de vacío.
Este vacío inexplicable se puede llenar con jardinería y estos pequeños huertos en la terraza o veranda. Cultivar es crear, estar en contacto con la tierra, aprender a cuidar y ser paciente.
Los días pasan más rápido a medida que las plantas crecen, florecen y dan fruto. Solo nos beneficia experimentar esta práctica ancestral, que a menudo va mucho más allá de la comida.