Esta semana, los consumidores de carnes rojas reciben otra patada en las costillas basada en la dieta. Un nuevo estudio, publicado en la revista Gut, vincula el consumo de carne roja con un mayor riesgo de desarrollar diverticulitis.
La diverticulitis es la inflamación de los divertículos, es decir, es un trastorno digestivo consecuencia de una diverticulosis, la cual implica la formación de vejigas o bolsas en la pared del intestino llamadas divertículos, cuya aparición es más común en el intestino grueso y especialmente en el colon, pero también puede manifestarse en el intestino delgado.
Estos bolsillos pueden infectarse o inflamarse, dando lugar a síntomas como náuseas y fiebre, estreñimiento y / o diarrea, calambres y dolor en el abdomen.
Aproximadamente el 4% de las personas con diverticulitis pasan a desarrollar complicaciones graves o de largo plazo, incluyendo abscesos, perforaciones en la pared intestinal y fístulas, que son conexiones anormales entre los espacios huecos del cuerpo.
Cada año, la diverticulitis es responsable de alrededor de 210.000 hospitalizaciones en los Estados Unidos. Esto cuesta un estimado de U$$ 2 mil millones/año al sistema de salud.
Con preocupación, el número de nuevos casos parece estar aumentando, particularmente entre los individuos más jóvenes.
Los factores de riesgo conocidos incluyen el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), un estilo de vida sedentario, la obesidad y el tabaquismo. Sin embargo, a pesar del elevado número de casos, todavía no se ha descrito una gama completa de causas.
Aunque se cree que los niveles bajos de ingesta de fibra desempeñan un papel, las influencias dietéticas sobre la diverticulitis no se han examinado a fondo.
Recientemente, un equipo dirigido por el Dr. Andrew Chan – del Hospital General de Massachusetts en Boston – se propuso a investigar los factores dietéticos involucrados en la diverticulitis con más detalle. Se enfocaron específicamente en el consumo de carne, aves y pescado en 46.500 hombres del Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud.
Los participantes tenían entre 40 y 75 años cuando se unieron al estudio entre 1986 y 2012. Cada 4 años, a los hombres se les preguntó con qué frecuencia habían comido porciones estándar de carne roja, pollo y pescado durante los 12 meses anteriores. Las respuestas se dieron utilizando una escala de 9 puntos, que van desde «nunca» o «menos de una vez al mes» a «seis o más veces al día».
Durante el período de estudio de 26 años, 764 hombres desarrollaron diverticulitis.
Los participantes que comieron mayores cantidades de carne roja también fueron más propensos a haber utilizado los AINE y analgésicos, fumado más, ejercitado menos y consumido menos fibra dietética.
Por el contrario, las personas que comían más pescado y aves de corral eran más propensas a tomar aspirina, fumar menos y hacer ejercicio vigoroso con más frecuencia.
Aunque estas diferencias eran claras, se observó un efecto significativo una vez que se habían tenido en cuenta: el consumo total de carne roja, lo cual se asoció con un mayor riesgo de diverticulitis.
Tal vez sorprendentemente, esta asociación no estaba influenciada por la edad o el peso.
Cuando se compararon aquellos que consumían menos carne roja con los que consumían las cantidades más altas, se encontró un riesgo aumentado del 58% de desarrollar diverticulitis. Cada porción diaria se asoció con un riesgo aumentado del 18%, alcanzando un máximo de seis porciones por semana.
Los enlaces más fuertes se encontraron con carnes sin procesar. Intercambiar sólo una porción diaria con aves de corral o pescado se asoció con una reducción del 20% en el riesgo. Los autores concluyen:
«Nuestros hallazgos pueden proporcionar una guía dietética práctica para pacientes con riesgo de diverticulitis, una enfermedad común de enorme carga económica y clínica».
La siguiente pregunta es por qué el consumo de carne roja podría aumentar el riesgo de diverticulitis. Más investigación será necesaria para responder a esta pregunta, pero hay algunas teorías en circulación.
Los investigadores explican que la carne roja se ha relacionado con el aumento de los niveles de proteína C-reactiva y la ferritina, los cuales son productos químicos inflamatorios. La carne roja también se ha relacionado con las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, las condiciones donde la inflamación juega un papel clave.
Otra teoría es que el consumo de carne roja influye en los tipos de bacterias presentes en el intestino – el microbioma. Es posible que las alteraciones en las poblaciones de estas bacterias puedan afectar la integridad del revestimiento intestinal y las respuestas inmunes.
Del mismo modo, las temperaturas más altas requeridas para cocinar carnes sin procesar podrían influir en los factores de microbioma y los niveles de inflamación.
Aunque la investigación se aprovechó de un grupo relativamente grande de participantes, los autores señalan algunas deficiencias. Por ejemplo, debido a que el estudio es observacional, la causa y el efecto no pueden ser concluidos. Además, el estudio sólo se centró en los hombres, y las imprecisiones en el recuerdo de los participantes también podría afectar a los resultados.
Se necesitan más investigaciones, pero para las personas con mayor riesgo de diverticulitis, estos resultados preliminares pueden guiar los futuros hábitos alimenticios.
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