Si bien la diversidad de las bacterias intestinales en niños con esclerosis múltiple – EM – parece ser que no es distinta a de los niños sin la enfermedad, los niños con esclerosis múltiple tienen más microbios intestinales vinculados a la inflamación y en menor grado aquellos considerados como anti-inflamatorios. Esta es la conclusión de un nuevo estudio publicado en el European Journal of Neurology.
La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune que se cree que es provocada por factores genéticos y ambientales, incluidas las infecciones.
En la EM, el sistema inmunológico destruye la mielina – el aislamiento de proteínas que rodea los nervios de la médula espinal, el cerebro y el nervio óptico, causando que los impulsos eléctricos acaban por filtrarse durante su transcurso.
A medida que la enfermedad progresa, los síntomas comienzan con – entumecimiento leve en las extremidades – que empeoran gradualmente, lo que resulta en la parálisis y ceguera.
Las personas con EM remitente-recidivante – la forma más común de la EM – experimentan síntomas de achaques intercalados con períodos de recuperación.
El cuerpo humano contiene 10 veces más células microbianas que células humanas, y más del 90% de ellas viven en el intestino, donde ayudan a sintetizar las vitaminas, a regular el sistema inmune, y proteger contra la infección.
Estudios recientes han sugerido que las bacterias intestinales pueden tener un papel en la EM, pero la mayor parte de esta evidencia proviene de la investigación con animales.
Mientras que algunos estudios de adultos humanos han relacionado la alteración de la flora intestinal a la EM, sus pruebas se enturbiaron por el hecho de que los adultos tienen una larga vida útil de exposiciones, por lo que es difícil determinar el papel de las bacterias intestinales en concreto.
El equipo detrás de la nueva investigación cree que una investigación comparando las bacterias intestinales de niños con y sin síndrome metabólico pueden ayudar a aclarar el enlace. El equipo estaba integrado por miembros de la Universidad de British Columbia (UBC) en Vancouver, Canadá, la Universidad de California en San Francisco (UCSF), y la Universidad de Utah en Salt Lake City.
Para su estudio piloto, los investigadores compararon las bacterias intestinales de 18 niños con EM remitente-recidivante con 17 niños sanos sin EM. Los niños (media de 13 años, que oscilaban entre 4-18 años) eran pacientes de una clínica pediátrica de la UCSF.
Un análisis de las bacterias – obtenidas a partir de muestras de heces – encontró que los niños con EM tenían la misma diversidad de las bacterias intestinales que los niños sin la enfermedad. Sin embargo, no hubo diferencias en la abundancia de especies específicas.
Los investigadores encontraron una relación entre la EM y un aumento de las bacterias intestinales asociadas con la inflamación, y una disminución en las bacterias intestinales que se consideran poseer propiedades anti-inflamatorias.
En concreto, «en relación con los controles, los casos de EM tenían un enriquecimiento significativo en la abundancia relativa de los miembros de la Desulfovibrionaceae (Bilophila, Desulfovibrio, y Christensenellaceae), y el agotamiento de Lachnospiraceae y Ruminococcaceae,» teniendo en cuenta su documento de estudio.
El primer autor, Helen Tremlett, profesor asociado en la Facultad de Medicina de la UBC, describe sus hallazgos preliminares como «intrigantes».
Según la Prof. Helen Tremlett: «También observamos algunas similitudes entre nuestros resultados y otros estudios emergentes de la microbiota intestinal en la esclerosis múltiple; si éstos indican una «firma intestinal de la esclerosis múltiple o la enfermedad autoinmune más amplia, queda por determinar.»
Los autores sugieren que una mejor comprensión del papel que juegan las bacterias intestinales en la EM podría ayudar a encontrar nuevas dianas para el tratamiento de la enfermedad.
Datos básicos sobre la EM:
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