Un equipo de investigadores suizos, dirigidos por Christian Lüscher de la Universidad de Ginebra,ha descubierto el primer vínculo causal entre el consumo de cocaína y los cambios físicos del cerebro y, al hacerlo, como lo describen en su artículo publicado en Nature, también han subido con una medios para invertir.
Se ha sabido por un tiempo que cuando la cocaína se introduce en el cerebro, el potencial de activación de las neuronas del núcleo (una parte del cerebro responsable de larecompensa y el placer) se eleva. Se ha sospechado que esto es lo que lleva al comportamiento nervioso se ve en los adictos, aunque hasta ahora nunca ha sido plenamente probada.
Tanto a probar la cocaína y la lucha contra esta especial incidencia tiene en el cerebro, Lüscher y su equipo se dirigió a la optogenética, un proceso mediante el cual ciertos tipos de algas que han sensibles a la luz los canales de iones se utilizan para hacer alguna acción en una célula en respuesta a la luz. En este caso, se utiliza para reducir el potencial de disparo de ciertas neuronas provocada por la introducción de la cocaína.
En su experimento, el equipo expresó esos canales en las neuronas corticales que se comunican con las neuronas en los ratones que habían recibido varias rondas de la cocaína para provocar el cambio en la actividad cerebral. Luego dispararon pulsos de láser a ellos a causa de una tormenta virtual de charla entre los dos tipos de células que resulta en exceso, lo que les hizo reducir su despido por su cuenta, efectivamente anular el impacto inicial causado por la cocaína.
Al aplicar el procedimiento a varios ratones, y encontrar prácticamente los mismos resultados cada vez, es decir, que la charla del cerebro disminuye, al igual que el comportamiento nervioso asociado con el consumo de cocaína, el equipo ha demostrado que existe una relación entre los dos.
Y si bien puede parecer que el equipo ha encontrado una técnica para ayudar a los adictos bajar la cocaína, no es tan simple como eso. Esto es así porque la única técnica que parece funcionar en los cerebros de ratones que se acaban de adictos, cuyos cerebros no se han cambiado en otros aspectos menos conocidos después de su uso de drogas prolongado. Así pues, una verdadera terapia es, como señala el equipo, aún en un futuro lejano.
El siguiente paso para el equipo es para ver si pueden encontrar otros cambios en el cerebro debido
al consumo de drogas en ratones para ver si el proceso se puede deshacer esos también.