Mediante el estudio de la actividad eléctrica cerebral de los voluntarios, los investigadores encontraron que el aprendizaje de un nuevo lenguaje mejora la plasticidad cerebral y la capacidad codificar informaciones nuevas. En particular, se observa que el aprendizaje temprano del lenguaje juega un papel importante en la rápida formación de circuitos de memoria para codificar cualquier información nueva.
En un artículo publicado en la revista Scientific Reports, investigadores de la Escuela Superior de Economía (HSE) en Moscú, Rusia, y la Universidad de Helsinki, en Finlandia, describen cómo utilizaron el EEG (electroencefalografía) para investigar los mecanismos cerebrales implicados en el el aprendizaje de idiomas en voluntarios humanos.
Investigaciones anteriores han establecido que la comprensión de los mecanismos del cerebro implicados en la adquisición del lenguaje, ayuda enormemente en el diagnóstico y tratamiento de las personas con dificultad para hablar después de accidentes, accidentes cerebrovasculares y otras enfermedades relacionadas.
En particular, saber más de cómo el cerebro construye su fortaleza y nuevos circuitos o redes neuronales, aumenta las posibilidades de aprovechamiento o la aceleración de los procesos de mejora de estas aprendizajes.
Sin embargo, la investigación en este campo avanza lentamente en comparación con los estudios de otras funciones del cerebro, porque no podemos investigar la capacidad verbal en los animales, explican los autores.
El nuevo estudio que cuantos más idiomas extranjeros aprendemos, más rápido el cerebro responde y procesa los datos que absorbe durante el aprendizaje.
En otras palabras, el estudio sugiere que cargar la mente con más conocimiento aumenta su capacidad para adquirir más.
Voluntarios comenzaron a aprender idiomas no nativos en la escuela
Para su investigación, los investigadores llevaron a cabo una serie de experimentos en los que solían usar el EEG para medir la actividad eléctrica en el cerebro de 10 voluntarios masculinos y 12 voluntarios femeninos con media de 24 años de edad, durante los ejercicios de exposición a palabras específicamente diseñadas.
Todos los voluntarios estaban sanos, hablantes nativos finlandeses, con audición normal. Ninguno había aprendido un segundo o ulterior idioma (s) durante la infancia. Venían de familias monolingües y no habían sido expuestos a las lenguas extranjeras en la guardería.
Todos ellos comenzaron a aprender sus lenguas no nativas en la escuela, tal y como es la norma en el sistema educativo finlandés.
Las lenguas no nativas más comunes fueron el espanhol (adquirido de alrededor de los 6 años), sueco (8 años) y alemán (11 años), y los menos comunes fueron el latín (16 años), danés (18 años), y el griego (22 años).
Cerebro reacciona más rápido cuantos más idiomas domina
Equipado con electrodos de EEG en el cuero cabelludo, los voluntarios escucharon grabaciones de varias palabras de su lengua materna y de lenguas no nativas. Algunas de las palabras ya las conocían, mientras que otras eran nuevas – ya sea en su lengua materna o en una lengua extranjera.
Los investigadores siguieron los cambios en la actividad eléctrica del cerebro a cada voluntario que fue expuesto a la siguiente palabra conocida o desconocida.
Estaban especialmente interesados en la velocidad a la que el cerebro reaccionaba a las palabras desconocidas.
Luego analizaron los datos de EEG en contra del perfil lingüístico de los voluntarios, tales como el número de idiomas que pudieran hablar, qué edad tenían cuando los conocieron, y su nivel de competencia/capacidad.
El autor principal y profesor Yuriy Shtyrov, investigador principal en el Centro de Cognición y Toma de Decisiones en HSE, dice que los resultados demuestran que cuantos más idiomas el voluntario había dominado, más rápido reaccionaba el circuito cerebral de codificación de palabras a las nuevas informaciones.
Dicen que los resultados efectivamente demuestran que la información nueva acerca de nuevas palabras estimula la fisiología del cerebro.
«Estos resultados demuestran el papel importante de los principios de experiencia del lenguaje en la plasticidad neuronal en general, y en la rápida formación de circuitos de memoria para nuevas palabras en particular. Fundamentalmente, el aprendizaje de idiomas anterior no sólo influye en la intensidad con que el cerebro responde a nuevos derivados de la entrada de voz no nativa pero también provisionalmente «a las nuevas palabras con la fonología nativa», concluyó Lilli Kimppa et al.
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