Científicos del Instituto de Medicina Tropical de Amberes, Hospital Universitario de Amberes y la Universidad de Amberes, han puesto a prueba una nueva «vacuna terapéutica» contra el VIH en voluntarios. Los participantes fueron vacunados por así decirlo con sus propias células.
La ciencia sabe cuál es el problema: las ‘fuerzas especiales’ en la sangre (las células CD8, en la jerga médica) no reciben suficiente apoyo por parte del personal en general (las células dendríticas, que muestran lo que las unidades de combate para atacar). Las células dendríticas presentan en sus partes exteriores típicos del virus a ser atacado. Sin embargo, las células dendríticas humanas no son tan buenos en conseguir la información correcta sobre el virus VIH y de transformarlo en un buen ejemplo para las células CD8 de batalla.
Los virólogos y el VIH de los médicos del Instituto de Medicina Tropical y los hematólogos del Hospital Universitario de Amberes han cooperado durante años con ese problema. Juntos lograron la posibilidad de cargar células dendríticas de los voluntarios seropositivos en el laboratorio con las instrucciones de construcción (la información genética en forma de llamada ARN) de las proteínas del VIH. Ellos podrían hacer que las células dendríticas ejecutasen las instrucciones y exhibir la pieza resultante típica del virus del VIH en su superficie. La investigación posterior en tubos de ensayo demostró que las ‘cargadas’ células dendríticas eran capaces de activar las células de batalla.
El tiempo había llegado para pasar a los seres humanos. Seis personas seropositivas que desde hace mucho tiempo utilizan los cócteles de drogas, se prepararon para ser voluntarios. Los científicos filtraron las células dendríticas de un gran volumen de la sangre, cultivadas en tubos de ensayo en la unidad de celda-terapia del Hospital de la Universidad de Amberes y les proporcionó las instrucciones genéticas de un virus VIH. A continuación, se congelaron las células cargadas.
Los voluntarios recibieron cuatro veces, con intervalos de cuatro semanas, una cantidad pequeña de sus propias células dendríticas adaptados. Y, en efecto, después de cada vacunación las células CD8 de batalla en sus cuerpos, reconocían el virus , mientras que la vacunación no tenía prácticamente ningún efecto secundario. El resultado más importante fue que las células activadas por la vacuna de batalla se convirtieran mejores para inhibir el virus. Sin embargo, el VIH sigue siendo un artista disfrazado, que aún tiene éxito en el cambio de sus proteínas y, a menudo, lo suficientemente rápido para permitir que al menos algunos virus escapar del ataque.
Por lo tanto, sigue siendo imposible de curar el SIDA, pero los resultados son alentadores: la vacuna, hecha de células dendríticas de los participantes propios, es seguro y tiene algún efecto terapéutico, ya sea en forma limitada. Sin embargo, lo suficientemente fuerte para una publicación en la revista más conocida por los investigadores del VIH, el SIDA.
Y más que suficiente para entusiasmar y motivar a los científicos de Amberes.