La diabetes tipo 1 es un trastorno autoinmune incurable de origen desconocido. Sin embargo, una nueva investigación puede abrir el camino para terapias nuevas y más eficaces para la diabetes tipo 1, ya que los ácidos grasos omega-3 reducen las respuestas autoinmunes típicas de la enfermedad.
La diabetes tipo 1 es un trastorno autoinmune que afecta a aproximadamente 1.25 millones de adultos y niños en los Estados Unidos.
En la diabetes tipo 1, el sistema inmunológico del cuerpo no reconoce sus propias células beta, por lo que las ataca y las destruye. Las células beta son responsables por la producción de insulina.
El cuerpo necesita insulina para transportar la glucosa a las células, donde es necesaria para producir energía. Sin las células beta productoras de insulina, la glucosa se acumula en el torrente sanguíneo, y el cuerpo no puede usarla para obtener energía.
Aún no se sabe qué causa la diabetes tipo 1, y actualmente no hay cura para la enfermedad. La opción de tratamiento más común es la administración de insulina, pero el objetivo final de la comunidad de investigación médica es detener el sistema inmunológico del cuerpo de atacar sus propias células beta, o invertir este proceso.
Una nueva investigación, publicada en The Journal of Clinical Investigation, investiga los beneficios de la adición de ácidos grasos omega-3 a la dieta de ratones con diabetes tipo 1.
Los Omega-3 son una clase de ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs). Se encuentran típicamente en pescados, mariscos, y algunos aceites vegetales, así como en suplementos dietéticos.
Estos ácidos grasos son importantes para el buen funcionamiento de varios órganos, ya que estas grasas beneficiosas mejoran la actividad de los músculos, previenen la coagulación de la sangre, ayudan a la digestión y ayudan a la división y crecimiento de las células.
Los beneficios para la salud de los omega-3 han sido investigados en varios estudios. Algunas investigaciones han sugerido que los omega-3 protegen contra los eventos cardiovasculares y la artritis reumatoide, pero otros estudios parecen cuestionar estos efectos positivos.
Lo que se sabe, sin embargo, es que los omega-3 detienen los procesos inflamatorios en el cuerpo. Esto ha llevado a los autores de la nueva investigación – dirigida por Allan Zhao en la Universidad Tecnológica de Guangdong en Guangdong, China – a pensar que estos ácidos grasos podrían ser capaces de prevenir o mejorar los resultados negativos de las enfermedades autoinmunes.
Los Omega-3 pueden regenerar las células beta
Zhao y el equipo utilizaron ratones no obesos diabéticos (NOD), a los que alimentaron con una dieta regular y una dieta enriquecida con PUFAs. También aumentaron los niveles de omega-3 en estos ratones a través de la modificación genética.
El equipo probó los ratones cada 3 meses para tolerancia a la glucosa y tolerancia a la insulina.
Los investigadores también examinaron el páncreas de ratones para la insulitis – una infiltración de linfocitos en los islotes del páncreas, que es un fenómeno típico de la diabetes tipo 1.
Además, los investigadores recolectaron sangre de los ratones y midieron sus niveles de insulina en suero.
El estudio reveló que la adición de omega-3 a la dieta de ratones NOD mejoró significativamente el metabolismo de la glucosa y disminuyó la incidencia de la diabetes tipo 1.
Los investigadores observaron una disminución de las proteínas pro-inflamatorias de señalización celular, así como una disminución considerable de la insulitis. Es decir, notaron que los omega-3 disminuían los niveles de interferón gamma, interleuquina 17, interleucina 6 y factor de necrosis tumoral alfa, o TNF-α.
Por otra parte, Zhao y colegas observaron signos de regeneración de células beta en los ratones que habían sido tratados con omega-3.
Tanto la suplementación nutricional como la terapia genética normalizaron los niveles de azúcar en la sangre y de insulina durante un mínimo de 182 días, interrumpieron el desarrollo de la autoinmunidad, bloquearon los linfocitos de entrar en los islotes regenerados en el páncreas y aumentaron drásticamente los niveles de marcadores de células beta.
Estos resultados sugieren que los AGPI omega-3 pueden servir como una nueva terapia para la diabetes tipo 1. Refiriéndose a los posibles efectos terapéuticos de la suplementación nutricional de omega-3 o el aumento de los omega-3 a través de la terapia génica, los autores concluyen:
«Nuestras observaciones también pueden ofrecer una orientación clínica, en el sentido de que los pacientes que están en la etapa de inicio temprano de la diabetes tipo 1, o que han tenido un buen control de sus niveles de glucosa en la sangre, pueden beneficiarse más de estas intervenciones. Si se aclara en las evaluaciones de seguridad, también puede ser útil en el tratamiento de otros tipos de enfermedades autoinmunes».
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