Como ya debe ser consabido por muchas personas, no es una buena idea ir de compras, principalmente al supermercado, cerca de la hora en que tendrás hambre o, si ya se tiene hambre. Lo que no se conocía hasta ahora era el por qué. Según los científicos, existe una explicación sobre una hormona que fundamenta este comportamiento.
Los investigadores de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, Suecia, han precisado una hormona que se produce cuando tenemos hambre y que interfiere con la racionalidad y la toma de decisiones. Las ratas que recibieron la hormona grelina eran más propensas a actuar por impulso.
La impulsividad afecta a todo el mundo en diferentes grados, y cada individuo puede ser más o menos impulsivo dependiendo de la situación.
Renunciar a algo placentero ahora, a favor de algo mejor más adelante, es digna muestra de control. Este llamado retrasado de gratificación es considerado como el opuesto de la conducta impulsiva.
La impulsividad se puede dividir en dos tipos: la acción impulsiva, es decir, la incapacidad de dejar a uno mismo de hacer una acción o comportamiento físico; y la elección impulsiva, una incapacidad para demorar a recibir la gratificación.
Aunque la mayoría de las personas pueden controlar sus impulsos lo suficiente, la impulsividad es un factor importante en una serie de condiciones, incluyendo el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastornos de la alimentación, y el abuso de sustancias.
Esta conexión a varias condiciones psiquiátricas hace que la impulsividad sea un área importante de estudio.
Estudios anteriores han descubierto una relación entre el comportamiento sobre la recompensa de comida y la impulsividad. Sin embargo, un mecanismo aún no se ha demostrado.
Un nuevo estudio fue publicado recientemente en Neuropsicofarmacología, con el objetivo de llenar este vacío. Los investigadores estudiaron la impulsividad en ratas, específicamente en relación con la hormona grelina.
La grelina es una hormona, producida en el tracto gastrointestinal, que actúa sobre el sistema nervioso central. Esta hormona es liberada cuando el estómago está vacío. Una vez que el estómago se ha llenado, la producción de la grelina cesa. La grelina prepara el cuerpo para recibir el alimento, y también trabaja en las células del hipotálamo para inducir la sensación de hambre.
El papel de la grelina no se limita a la respuesta de hambre solamente. También se ha implicado en el comportamiento de recompensa asociados con las drogas, alcohol, y la ingesta de alimentos.
Los investigadores de la Academia Sahlgrenska, dirigidos por Karolina Skibicka, se propusieron investigar el posible papel de la grelina en el comportamiento impulsivo.
Las ratas del equipo fueron entrenadas para realizar una variedad de tareas que les permitieron medir el comportamiento impulsivo. La primera, conocida como la prueba de «go / no-go» (ir, no ir), mide la capacidad de las ratas para frenar una respuesta.
Las ratas fueron entrenadas para presionar una palanca, ya sea para obtener una recompensa – se refiere como una señal de «ir» – o fueron recompensadas por no presionar otra palanca – una señal de «no-ir». A las ratas se les enseñó la respuesta a «ir» o «no-ir», dependiendo de una señal auditiva/visual que recibían (una luz o zumbador).
Un segundo ensayo, llamado el «reforzamiento diferencial de tasa baja,» les ha proporcionado a las ratas una recompensa de una bola de comida sólo si eran capaces de retener su respuesta durante un periodo determinado de tiempo.
La tercera etapa, denominada «descuento demora», mide la capacidad de las ratas para retrasar la gratificación. Frente a las ratas se presentaban dos palancas, una de las cuales se dispensaría una bolita de un alimento tan pronto como se había pulsado, mientras que la otra palanca puede dispensar a cuatro bolitas de comida, pero sólo después de un retraso significativo.
Si se pulsaba la primera palanca, la segunda era bloqueada inmediatamente. De esta manera, a las ratas se les enseñó a rechazar su impulso inicial, con el fin de recibir la recompensa máxima más adelante – con retraso.
Durante el experimento, la grelina inducida se inyectó directamente en los cerebros de las ratas, reproduciendo la forma en que la hormona se comportaría normalmente cuando los animales estuvieran hambrientos.
Como era de esperar, la inyección hizo a las ratas que eran incapaces de resistir a presionar la palanca en los tres ensayos. En otras palabras, la impulsividad había aumentado.
De hecho, en el ensayo «ir / no-ir», las ratas fueron casi tres veces más propensas a presionar la palanca durante un período de «no-ir» cuando sus cerebros sentían los efectos de la hormona grelina.
Además de esto, los investigadores encontraron que sólo un corto período de ayuno dio los mismos resultados en las ratas impulsivas.
Skibicka y su equipo lograron identificar el área del cerebro que parece estar involucrada en este comportamiento impulsivo.
Conforme explica Karolina Skibicka, profesor asociado: «Nuestros resultados mostraron que la restricción de los efectos de grelina en el área tegmental ventral, la parte del cerebro que es un componente crucial del sistema de recompensa, tuvo un efecto suficiente para las ratas más impulsivas. Es importante destacar que, cuando bloqueamos la grelina, la conducta impulsiva era en gran medida reducida.»
Estos resultados son los primeros en demostrar que la grelina aumenta la impulsividad en ratas. Los investigadores esperan que los hallazgos podrían ayudar en el desarrollo de nuevos fármacos psicoactivos.
Los antagonistas de grelina (fármacos que bloquean la grelina) ya están siendo estudiados para su uso potencial como medicamentos contra la obesidad, y para ayudar a controlar el consumo de drogas en los adictos.
A medida que los investigadores descubren más detalles acerca de las acciones de esta hormona fascinante, otras vías terapéuticas de seguro van a abrirse. Skibicka espera que, con el tiempo, los receptores de grelina del cerebro podrían ser un objetivo para el «tratamiento de los trastornos psiquiátricos que se caracterizan por problemas con la impulsividad.»
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