Una dieta rica en carne puede combinar con factores genéticos que aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de riñón, a través de mecanismos relacionados con compuestos de cocción particulares, de acuerdo con un estudio publicado online en la revista Cancer.
La incidencia de carcinoma de células renales (CCR), la forma más común de cáncer de riñón en los adultos, ha ido en aumento en los EE.UU. y otros países desarrollados.
Estudios previos han relacionado la ingesta de carne con un mayor riesgo de CCR. El mecanismo subyacente para la asociación no está claro, pero cocinar la carne a altas temperaturas, en particular a la barbacoa o friendo el pan, se ha encontrado que resulta en la formación y la ingestión de compuestos cancerígenos.
El riñón desempeña un papel significativo en el metabolismo de xenobióticos, sustancias normalmente ajenas al cuerpo, tales como fármacos, pesticidas o agentes carcinógenos, y por lo tanto está expuesto a concentraciones más altas de sustancias causantes de cáncer que otros órganos.
Un equipo dirigido por el Dr. Xifeng Wu, PhD, de la Universidad de Texas MD Anderson Cancer Center en Houston, sospecha que los factores relacionados con el estilo de vida occidental – como una dieta rica en carnes, alimentos y almidones procesados - pueden impactar significativamente el desarrollo de CCR.
Partieron para investigar el efecto de los factores genéticos y la ingesta dietética de mutágenos en las carnes cocinadas, como MeIQx y PhIP, sobre el riesgo de CCR. El análisis se llevó a cabo de 659 pacientes con CCR recién diagnosticado y 699 pacientes para controles sanos.
En comparación con los individuos sin cáncer, se encontró que los pacientes con cáncer de riñón consumian más carne roja y blanca; también consumían más productos químicos que causan cáncer, producido por la cocción de la carne a altas temperaturas o sobre una llama abierta, especialmente cuando se fríe algo en sartén, o se prepara en la barbacoa.
También se encontró que las personas con CCR tenían una mayor ingesta total diaria de energía y menor consumo total de frutas y verduras.
La ingestión de MelQx parecería casi el doble del riesgo de CCR, y la ingesta de PhIP la aumenta en un 54%. Esto sugiere que el consumo de carne cocinada a altas temperaturas aumenta el riesgo de CCR, a través de mecanismos relacionados con compuestos de cocción mutagénicos.
Una interacción significativa se observó entre PhIP y al menos una característica genética, lo que implica que los individuos con ciertas variantes genéticas son más susceptibles a los efectos nocivos de estas sustancias químicas cancerígenas.
Las limitaciones de este estudio incluyen la posibilidad de confusión residual por factores de riesgo desconocidos, y la dificultad de aislar los efectos de los compuestos mutagénicos, debido a la compleja interacción de los componentes individuales y los nutrientes en los alimentos enteros.
Sin embargo, los resultados sugieren que la reducción del consumo de carne, especialmente cuando se cocina a altas temperaturas, o sobre una llama abierta, podría servir como una intervención de salud pública para reducir el riesgo de desarrollar CCR. Además, las pruebas genéticas podrían ayudar a identificar a los individuos en riesgo especialmente altos.
Datos básicos sobre el cáncer de riñón:
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