No deseamos herir la sensibilidad de las personas que sufren de aracnofobia, sino observar que en estos arácnidos – mas precisamente en su veneno – podría encontrarse la base de un nuevo tratamiento para el dolor asociado con el síndrome del intestino irritable (SII), según un nuevo estudio publicado en la revista Nature.
El síndrome del intestino irritable (SII) no se considera una enfermedad propiamente dicha, sino un conjunto de trastornos funcionales del intestino bastante frecuentes, que se caracteriza por la presencia de episodios recurrentes de dolor abdominal, molestias acompañadas de hinchazón abdominal y alteraciones en la frecuencia y/o en la consistencia de las deposiciones fecales.
Existe una gran controversia al considerarlo como un trastorno gastrointestinal funcional (GI), es decir, si una persona tiene un trastorno funcional, experimentan síntomas, pero las pruebas diagnósticas no revelan ninguna anomalía estructural o bioquímica.
Los médicos no conocen la causa exacta del SII, pero los factores emocionales, medicación, la dieta y las hormonas pueden desencadenar o empeorar los síntomas. Los alimentos grasos y el estrés también pueden provocarla.
De acuerdo con la Fundación Internacional para los trastornos gastrointestinales funcionales (IFFGD), en torno al 10-15% de las personas experimentan el SII en todo el mundo.
Los síntomas del SII incluyen dolor abdominal recurrente, diarrea y estreñimiento. Para recibir un diagnóstico del SII, la persona debe experimentar al menos dos de los siguientes síntomas:
- Alivio con la defecación
- Un cambio en la frecuencia de las deposiciones
- Un cambio en la consistencia de las heces
Alrededor del 40% de los casos son leves, el 35% son moderados, y 25% son considerados graves.
No todo el que tiene el SII consulta a un médico, pero es uno de los trastornos más comunes que se observan por los médicos. En los Estados Unidos, se cree que entre 2.4 hasta 3.5 millones de visitas anuales se debes al SII. Es responsable de hasta un 12% de todas las consultas de atención primaria.
Entre el 60-65% de los casos se trata de mujeres, y se piensa que algunas mujeres con SII se someten a cirugía abdominal innecesaria en un intento de acabar con el problema.
Veneno de araña pone de relieve las vías nerviosas clave
En el estudio actual, un equipo internacional de investigadores, de los EE.UU. y Australia, ha estudiado el utilizar el veneno de araña para identificar una proteína que está implicada en la transmisión del tipo de dolor que las personas padecen con el SII.
El estudio fue dirigido conjuntamente por el Prof. asociado Stuart Brierley, de la Universidad de Adelaida, y el Prof. Glenn Rey, de la Universidad de Queensland – ambas en Australia -, así como el Prof. David Julius, de la Universidad de California, en San Francisco y el Dr. Frank Bosmans, de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, MD.
El equipo investigó 109 clases de venenos de araña, escorpión y ciempiés. El resultado fue más consistente a partir del veneno de una especie de tarántula que se encuentra en el África occidental, conocida como Heteroscodra maculate – foto de portada.
Se encontró que el veneno posee la capacidad de activar un canal de iones, o una proteína en nervios y músculos, conocidos como Nav1.1, que también juega un papel en la epilepsia.
El primer hallazgo de este estudio fue que la Nav1.1 podría ser importante en la detección y transmisión del dolor.
Posteriormente, el equipo encontró que la Nav1.1 estaba presente en los nervios sensibles al dolor en los intestinos, lo que sugiere que los niveles patológicos de dolor abdominal que experimentan las personas con SII podrían derivarse de la Nav1.1.
Los autores creen que el papel de la identificación de Nav1.1 en la señalización del dolor crónico es el primer paso hacia la creación de nuevos tratamientos.
¿Cómo pueden ayudar las toxinas de araña?
El Prof. Rey toma nota de que el veneno de araña es útil para investigar los procesos de señalización del dolor en los seres humanos.
«Las arañas producen toxinas para matar a la presa y se defienden de los depredadores, y la forma más efectiva para defenderse de un depredador es hacerles sentir un dolor insoportable», dice.
Debido a esto, él explica que podemos esperar que el veneno de araña pueda estar lleno de moléculas que estimulan los nervios sensibles al dolor en el cuerpo.
Los científicos pueden utilizar esta información para encontrar nuevas vías de dolor, mediante la observación de la que los nervios se activan cuando entran en contacto con los venenos.
Según el profesor asociado Stuart Brierley:
«El síndrome del intestino irritable coloca una gran carga sobre las personas y sobre el sistema de salud, pero actualmente no hay tratamientos eficaces. En lugar de ello, se recomienda a los enfermos a evitar los desencadenantes que supuestamente harán que sus síntomas puedan estallar.»
El equipo está desarrollando moléculas que sirvan para bloquear la Nav1.1 y aliviar el dolor del sindrome del intestino irritable.